jueves, septiembre 28, 2006

Sobre la Asamblea Constituyente ¿Una revolución socialista o una revolución burguesa?

x Gil Meneses

El artículo siguiente, efectúa un análisis sobre la consigna de la asamblea Constituyente y sus repercusiones al respecto del futuro del proceso revolucionario que se esta desatando en México.
¿Tiene sentido otra constituyente burguesa en nuestro país?, ¿Cuál es la consigna que los activistas del movimiento obrero y la juventud debemos adoptar en estos momentos? Responder a estas preguntas es un asunto de vital importancia para el futuro de la actual lucha.

"Ningún partido había retirado todavía la consigna de la asamblea constituyente, y esto incluía a los bolcheviques. Pero casi imperceptiblemente en el transcurso de los acontecimientos de la revolución esta consigna democrática, que durante una década y media había teñido con su color la lucha heroica de las masas, había comenzado a palidecer y apagarse, de alguna manera había encallado, se había convertido en un cascaron vació, se había vaciado de contenido, era mas una tradición que una perspectiva. No había nada misterioso en este proceso. El desarrollo de la revolución había llegado a un punto de una batalla directa por el poder entre dos clases sociales, la burguesía y el proletariado. Una asamblea constituyente no servia ni a una ni a otra. La pequeña burguesía urbana y rural podía jugar sólo un papal auxiliar y secundario en este conflicto. En cualquier caso era incapaz de tomar por si sola el poder. Si en los meses precedentes había demostrado algo, era precisamente eso. Sin embargo, en una asamblea constituyente la pequeña burguesía todavía podía ganar (y realmente consiguió) la mayoría. ¿Pero con que objetivo? Al final no sabia que hacer con ella. Esto rebela la bancarrota de la democracia formal en una crisis histórica profunda. Revela la fuerza de la tradición, que incluso en vísperas de la última batalla ninguno de los campos había renunciado al nombre de la asamblea constituyente. La realidad era que la burguesía reclamaba la asamblea constituyente a Kornilov[1] mientras que los bolcheviques lo hacían al congreso de los Soviets".
León Trotsky (Historia de la revolución rusa)

En el reciente periodo en nuestro país, tanto grupos que se reclaman revolucionarios (sectarios ultra izquierdistas) y dirigentes reformistas han levantado la demanda de la Asamblea Constituyente, como una de las máximas aspiraciones de estos dos bandos en la lucha de clases en nuestro país. Esta consigan en los oídos de los trabajadores suena a un poder de los trabajadores, suena a una posibilidad de transformar su realidad, incluso muchos creerán que con esto se solucionaran todos su problemas. Para muchos activistas medios incluso se les ara pedante una discusión entre si una asamblea constituyente o un gobierno de los trabajadores, dirá que "es lo miso pero con diferente nombre".

Sin embargo el debate sobre Asamblea Constituyente (AC) o Gobierno de los Trabajadores no es escolástico, en realidad encierra un viejo debate de perspectivas para los países del tercer mundo, una perspectiva revolucionaria o una democrática burguesa, una revolución socialista o un nuevo parlamente democrático burgués.

La consigna de la AC en la revolución rusa de 1917

Muchos de los grupos que se dicen revolucionarios defienden esta consigan por costumbre, creen que siendo fieles a las consignas que utilizaron los bolcheviques en 1917 ellos serán los fieles herederos de las tradiciones revolucionarias del partido de Lenin y Trotsky. Sin embargo, lo que hacen es simplemente repetir como pericos una serie de demandas sin comprender de fondo el método de análisis sobre el cual los bolcheviques pudieron tomar el poder y llegaron a plantear esta demanda.

Es cierto que en 1917 los bolcheviques defendían la consigan de la AC, y en el contexto en que se desarrollaba la lucha revolucionaria en aquellos momentos esta consigna era correcta, Rusia, hasta antes de febrero vivía bajo un Estado feudal que sin embargo defendía los intereses de los terratenientes y la burguesía imperialista, es decir no existían libertades democrático burguesas, como lo puede ser el parlamentarismo, libertad de expresión, elecciones, etc., aparte esta consigna la utilizaban para ganarse a las más amplias capas de los campesinos, (el 80% de la población eran campesinos pequeño burgueses). En este sentido el utilizar esta consigna era correcta, pero incluso y con todo lo correcto, no era la base de su propaganda, la consigna principal a partir de julio fue la consigna de "todo el poder a los soviet" y esto lo que implicaba no era una AC, sino todo el poder a los trabajadores, es decir todo el poder al gobierno de los trabajadores, como dice Lenin en sus Tesis de Abril "La característica del momento actual en Rusia consiste en el transito de la primera etapa de la revolución , que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado de la organización y la claridad de conciencia necesarias a la segunda, que deberá entregar el poder al proletariado y a los campesinos pobres".

La historia reciente de la AC en Bolivia

Si en aquellos años en donde las condiciones de Rusia era mucho mas atrasadas que las de hoy en los países del llamado tercer mundo, la mayor fuerza de la organización de los bolcheviques fue orientado hacia la toma del poder por parte de los trabajadores. Hoy a principios de siglo XXI la consigna de la AC es totalmente bacía.

Solo en un país en donde se viva una dictadura o las condiciones económicas sean muy atrasadas (semifeudalistas), esta consigna tiene cierta valides, sin embargo en todos los países de AL se a vivido ya barias décadas bajo los encantos de la "democracia" burguesa. Incluso esta consigna ha sido utilizada por la burguesía nativa para desviar la atención de los trabajadores y jóvenes que se mueven en una dirección revolucionaria, el ejemplo mas claro lo tenemos en Bolivia.

Desde el 2001, Bolivia fue sacudido por movilizaciones bastante fuertes por aparte de los trabajadores y campesino, en contra de la privatización del agua, 2 años mas tarde contra de la privatización de los energéticos y contra el presidente asesino Sánchez de Lozada. Estas movilizaciones no fueron normales, miles, incluso millones de trabajadores se movilizaron en contra del gobierno, estas se extendieron asta febrero del 2004. Esta lucha histórica del pueblo de Bolivia fue descarrilada en vías parlamentarias por los reformistas del MAS (Movimiento al Socialismo) que encabezaba Evo Morales.

En diciembre del 2003 es tan fuerte la movilización que se declara una huelga general indefinida, esta ponía sobre la mesa la cuestión del poder.

El choque es frontal entre las partes en pugna, por un lado la burguesía cobarde escudándose detrás del ejercito y por el otro los trabajadores con sus organizaciones (principalmente la Central Obrera Boliviana) que incluso llegaron a desarrollar órganos de doble poder en regiones como el Alto, en donde los Cabildos abiertos (asambleas democráticas) los trabajadores deslegitimaron a la policía, los desarmaron y conformaron órganos de autodefensa armada, crearon comedores públicos y guarderías publicas para que las compañeras tuvieran tiempo para la lucha, etc.

En realidad en aquellos momentos el poder prácticamente lo tenían los trabajadores, lo que hacia falta era comenzar a desgastar lo mas rápido posible al Estado burgués (el cual ya estaba bastante desarticulado a partir de la huelga indefinida) y preparar la insurrección.

La toma del poder por parte de los trabajadores era la salida más correcta y necesaria, sin embargo en aquellos momentos la dirigencia del MAS sabotea las movilizaciones con la consigna de la Asamblea Constituyente, es decir desvía la lucha de las masas en la calle a una lucha parlamentaria, lo que Lenin llamo cretinismo parlamentario.

Junto a esta consigna también jugo su papel la falta de una dirección verdaderamente revolucionaria que hubiera dirigido todas esas energías revolucionarias hacia la toma del poder. Ahora podemos ver cual es el resultado de esta política del MAS. Recientemente en Bolivia se realizo un referéndum para crear la constituyente, esto se gano, solo que para que la constituyente pueda hacer reformas tiene que tener la mayoría de un tercio de los representantes, cantidad que el MAS no junto en las elecciones de, esto significa la parálisis practica en algunas reformas que benefician a los trabajadores y por el otro se mantiene el régimen de explotación por parte de los oligarcas de aquel país.

Detuvieron esa magnifica oportunidad de los trabajadores de tomar el cielo por asalto para que se resignaran a mantenerse sometidos a una minoría que apenas y representa menos del 10% por ciento de la población en Bolivia.

La alternativa para los trabajadores de nuestro país esta en el socialismo

A partir de las maravillosas movilizaciones que se han vivido en el último periodo en nuestro país se ha abierto un debate en las filas del movimiento acerca del camino a segur después de la Convención Nacional Democrática y también a partir de la lucha en Oaxaca, la cual a llegado a un punto de estancamiento a partir de la ruptura en la mesa de negociaciones con gobernación y la falta de alternativas por parte de la dirección de la APPO.

En este sentido la discusión se tendrá que desarrollar en términos bastante camaraderiles, tenemos que partir del hecho de que la discusión no tiene un transfondo teórico sino muy practico, se esta jugando la orientación del movimiento de masas mas importante que se ha vivido en nuestro país en los últimos 95 años. Se dice fácil, sin embargo cualquier error teórico en este momento se podría pagar por parte de los trabajadores de una forma bastante cara, incluso con vidas de por medio.

Mientras que a nivel nacional millones de trabajadores han salido a las calles a luchar en contra de la imposición de la derecha para mantener el régimen de explotación contra la mayoría de la población, en Oaxaca se ha desarrollado un proceso abiertamente revolucionario en la cual la orientación instintiva de la clase obrera y el campesinado pobre ha llevado a la conformación de una dirección del moviendo concentrada en la APPO. Esta iniciativa es totalmente correcta, esta dirección se ha encargado de coordinar la iniciativa revolucionaria de la gente pobre organizada de las colonias y los sindicatos, así como ha organizado la lucha a nivel estatal dirigiendo ya 2 huelgas generales.

El poder en Oaxaca esta en las calles, los trabajadores son amos y señores de la situación, sin embargo se corre el peligro de un estancamiento del moviendo, resultado de la falta de alternativas que esta brindando las diferentes organizaciones dentro de la Asamblea Popular. La demanda de la destitución de Ulises Ruiz es correcta, sin embargo se debería de ampliar el pliego de peticiones y sumar demandas de transición que impliquen la necesidad de dar pasos hacia el socialismo, estas demandas tendrían que ser: a) la expropiación del dinero de los bancos del estado, b) requisar las tierras de los terratenientes sin indemnización y en estas tierras formar comunidades agrarias que se tendrían que financiar con créditos baratos que repartiría la APPO (los recursos saldrían de los bancos requisados) y c) lo mas importante es el poder luchar con todas las fuerzas para hacer que esta lucha pueda ligarse con la lucha que se desarrolla a nivel nacional.

En estos momentos la consigna de la Asamblea constituyente en Oaxaca simplemente jugaría el mismo papel que en Bolivia, descarrilaría el proceso en vías parlamentarias, en otras palabras, la alternativa para resolver las demandas mas importantes de los pobres de Oaxaca no esta en un nuevo parlamento democrático burgués, sino con un gobierno de los trabajadores que empuje con toda su fuerza para extender el poder de los trabajadores a nivel nacional.

Esta misma consiga se plantea por parte de AMLO [Andrés Manuel López Obrador] a nivel nacional, la argumentación es prácticamente la misma, nuestro país vivió una revolución democrático burguesa en 1910, desde esta fecha la burguesía nacional a mostrado su total incapacidad para poder cumplir las demandas mínimas de la "democracia" capitalista, como lo es elecciones limpias, reparto agrario completo, libertades democráticas, etc.

Esta incapacidad no se debe a otra cosa mas que a los lazos a los que esta sujeta esta burguesía nativa al capital internacional, no pueden actuar en contra de la mano que les da de comer. La alternativa no es dar una nueva oportunidad a la burguesía para que ahora sí, después de casi 100 años nos cumplan estas demandas mínimas, sino que la alternativa esta en un nuevo Estado, un Estado de los trabajadores, en donde la riqueza sea usufructuada por los que la crean, por los trabajadores, esto seria en verdad un estado democrático.

El problema de la desigualdad y la opresión no es cosa de voluntades, es un resultado del funcionamiento del capitalismo, los intereses de los empresarios están ligados proporcionalmente a la miseria que dejan en la población, de lo que se trata no es de poner a los explotadores mas benignos en el gobierno o que el gobierno represente al "sector mas progresista" de los empresarios, se trata de que lo trabajadores tiene que demoler el Estado opresor actual y tienen que dar paso a un Estado basado en las características que Lenin planteaba:

1) Elecciones libres y democráticas con derecho a revocación de todos los funcionarios. 2) Ningún funcionario puede recibir un salario superior al de un trabajador cualificado. 3) No al ejército permanente sino el pueblo en armas. 4) Gradualmente, todas las tareas de la administración deben ser realizadas por todos de manera rotatoria ("¡cuando todo el mundo es un burócrata, nadie es un burócrata!").

Con un nuevo Estado bajo estas características y sobre bases socialistas (expropiación de las palancas fundamentales de la economía y planificarla a partir de las necesidades del pueblo trabajador), sentarían las bases para un cambio radical en los niveles de vida de los trabajadores y aumentaría rápidamente el nivel cultural de la población, sentando así las bases para una sociedad socialista.

Esta es la única alternativa que tenemos los trabajadores de nuestro país y el mundo entero, en realidad la alternativa es sencilla y trágica a la vez, Socialismo o Barbarie capitalista.

[1] Coronel contrarrevolucionario que encabeza un fallido golpe militar en Rusia en 1917

In Defence of Marxism

lunes, septiembre 25, 2006

PAN y guerrilla


Si en el período 1996-2000, el PDPR-EPR protagonizó la mayor cantidad de acciones en todo concepto, durante el período actual se destacaron FARP y TDR-EP, lo que mantiene la concentración de las acciones guerrilleras y no una dispersión producto de la aparición de nuevas denominaciones
“México ha vivido en estado de guerra de maneracasi ininterrumpida al menos desde el amanecerdel 23 de septiembre de 1965”Carlos Montemayor: La guerrilla recurrente.
I. Si se define el inicio de actividades a partir de una acción política o militar comprobable, descontando con eso la presentación escrita vía comunicado, el número de grupos guerrilleros que tienen presencia en México ascendió de 4 existentes entre los años 1996-2000 a 7 en el período de la actual administración federal, aún cuando 2 de estos grupos han cesado en sus operaciones entre 2000-2006. Una de las razones que permite una aproximación a esta circunstancia, aunque mínima, refiere a las divisiones sufridas en el tronco original eperrista y a la vez por las nuevas rupturas sucedidas en el seno de esas escisiones —proceso que abarca a ambos momentos—. Sin embargo, ello no alcanza a explicar el incremento de las acciones militares que se han reivindicado a lo largo de este sexenio.
II. Durante el lapso 2000-2006 se pudo comprobar la existencia de 9 organizaciones político-militares (OPM) activas: Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario, PDPR-EPR, Tendencia Democrática Popular Revolucionaria-Ejército del Pueblo, TDR-EP, Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres-Comando Justiciero 28 de Junio, CCRP-CJ28J, Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos, MR LCB, Ejército Villista Revolucionario del Pueblo, EVRP, Coordinadora Guerrillera Nacional José María Morelos, CGNJMM, Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente, ERPI, Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo, FARP y Organización Revolucionaria 2 de Diciembre-Nueva Brigada Campesina de Ajusticiamiento, OR2D-NBCA, que han llevado a cabo distintas actividades de propaganda (volantes, comunicados, conferencias de prensa, entrevistas), acciones de propaganda político-militar (PPM), hostigamiento militar limitado (HML), acciones militares (AM), o presentaciones a través de videos, a lo largo de este tiempo.
III. En tanto que 7 de ellas continúan en actividad, otras 2 cesaron sus acciones por la conclusión de sus proyectos, integración en otras instancias o no han vuelto a manifestarse públicamente ­(EVRP y CGNJMM). Ello decanta hacia otra interrogante: ¿Cuántas OPM aún no se han dado a conocer públicamente, tal como aseguró el subcomandante Marcos en su entrevista concedida a Televisa, como así también las referencias concedidas por los distintos grupos armados en otros tantos lugares? ¿Qué rango puede establecerse con otras, como el caso de las Milicias Insurgentes-Ricardo Flores Magón, sobre la que no ha sido posible reconstruir su historia reciente, pero que asegura su existencia desde 1996?
IV. Entre 1996-2000, tomando como punto de partida el año de la aparición del PDPR-EPR, 4 OPM se manifestaron activas (PDPR-EPR, ERPI, CCRP-CJ28J, EVRP) a través de distintos tipos de acciones: AM, HML o PPM —donde el punto culminante ha sido la ofensiva militar eperrista en agosto-septiembre 1996—; en cambio, hacia el final del mandato de la actual gestión, la cifra se reduce a 3 (FARP, CGNJMM, TDR-EP) las que se han manifestado por medio de estas formas militares. Pero si se desglosan las siglas, la cifra asciende a 9, debido a que actuaron coordinadamente —CGNJMM estuvo integrada por FARP, EVRP y CCRP-CJ28J— o en forma conjunta —TDR-EP y MR LCB junto con la Organización Insurgente 1º de Mayo (OI-1º M), Brigadas Populares de Liberación (BPL), Colectivo Revolucionario Francisco Javier Mina (CR-FJM) y Brigada de Ajusticiamiento 2 de Diciembre (BA-2D)—.
V. A ellos deben sumarse los 4 comandos que dieron muestra de actividad político-militar: Revolucionario del Trabajo México Bárbaro (CRT-MB), Jaramillista Morelense 23 de Mayo (CJM-23M), Popular Revolucionario La Patria es Primero (CPR-LPEP) y Magonista de Liberación (CML), que forman parte indivisible y reconocida de una estructura mayor (TDR-EP) pero con demostraciones que expresan un relativo grado autonomía operativa. Son los que han llevado a cabo las últimas acciones de PPM: un recuento somero muestra que han sido los protagonistas de las últimas manifestaciones militares (2003-2006) en 5 estados (Guerrero, Oaxaca, Morelos, Edomex, DF).
VI. Durante estos últimos 6 años se han consumado al menos 15 acciones de PPM, 8 de HML y 3 AM que se realizaron en 5 estados, aunque principalmente en Guerrero y DF, además de Edomex, Oaxaca y Morelos. Pero esta lista aumenta a un total de 13 —Chiapas, Tabasco, Guerrero, Oaxaca, Morelos, DF, Edomex, Puebla, Veracruz, Hidalgo, Michoacán, Jalisco y Chihuahua— para el registro de la presencia de OPM por otros medios más aparte de los ya señalados y desde 1996 a la fecha.
VII. Con respecto a los 5 estados donde se han realizado acciones PPM, HML o AM en el lapso 2000-2006 pueden establecerse los siguientes parámetros: la mayoría de las acciones de estos tres tipos fueron realizadas en estados donde el gobierno de la entidad correspondía al Partido Revolucionario Institucional (Guerrero, Oaxaca, Edomex); luego bajo gobiernos del Partido de la Revolución Democrática (DF, Guerrero) y por último el correspondiente al Partido de Acción Nacional (Morelos). Cabe aclarar que el caso de Guerrero se menciona bajo 2 signos partidarios distintos debido al cambio de gobierno ocurrido en la entidad, del PRI al PRD, en febrero 2005. Cuando se trata de administración federal, la fórmula se invierte: aumento de acciones bajo el PAN y su correspondiente disminución con el PRI.
VIII. 4 nuevos grupos se han dado a conocer tan sólo en este año: OI-1º M, BA-2D, BPL y CR-FJM, las que ya han realizado una presentación pública a través de la acción de PPM conjunta en Oaxaca (junto a MR LCB y TDR-EP) y un mes antes en Guerrero, a través del Manifiesto a la Nación, su escrito inaugural.
IX. Por otra parte, desde el 2000 hasta hoy, 8 son otras de las siglas que se anunciaron mediante escritos en 4 estados: Guerrero, Oaxaca, Morelos e Hidalgo —3 en estados con gobiernos del PRI y el restante del PAN—; pero tras esa actividad no han vuelto a conocerse otras actividades públicas. En los años 2001 y 2006 respectivamente se registraron la mayor cantidad de apariciones únicas esporádicas. Para completar el cuadro, tan sólo una de todas ellas llevó a cabo una AM y fue consumado en 1998 en Guerrero.
X. Durante estos 10 años de existencia se registraron, mediante cualquiera de las formas más arriba mencionadas, actividades distribuidas en 13 estados, 5 de los cuales están ubicados en la costa del Pacífico —Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Michoacán y Jalisco—; otros más en el centro —DF, Edomex, Hidalgo, Puebla y Morelos—; 2 en la zona del golfo, Tabasco y Veracruz, y uno al norte (Chihuahua).
XI. A pesar de la cantidad de organizaciones declaradas por las armas, la producción de acciones militares en estos 6 años es llamativamente escaso; aproximadamente 4 por cada año de la actual gestión federal y poco menos de 3 por cada organización.
XII. Si en el período 1996-2000, el PDPR-EPR protagonizó la mayor cantidad de acciones en todo concepto, durante el [período] actual se destacaron FARP (sumadas las llevadas a cabo como integrante de la CGNJMM) y TDR-EP (a través de sus comandos y junto a otras organizaciones que suscribieron el Manifiesto…), lo que mantiene la concentración de las acciones guerrilleras y no una dispersión producto de la aparición de nuevas denominaciones.
XIII. La razón armada encuentra en el cierre de los cauces legales su explicación fundamental: el '88 se revela así coincidente en su historia tanto como el 2006 en su presente.
Centro de Documentación de los Movimientos Armados. CEDEMA

jueves, septiembre 21, 2006

Paradojas de la resistencia

La dirección del movimiento contra el fraude electoral plantea alcanzar su objetivo estratégico, el cambio de régimen y la creación de una cuarta República, sin convocar un nuevo constituyente y sin una nueva constitución. Es decir, quiere un cambio sin ruptura. No es raro que el peso político de las organizaciones sociales sea insignificante
Casi dos meses y medio después de formado, el movimiento contra el fraude electoral mantiene una vitalidad y una capacidad de convocatoria notables. Los fuertes golpes que ha sufrido, lejos de mermarlo parecen robusterlo.

A pesar de que los medios de comunicación electrónicos le cerraron espacios ha encontrado la forma de transmitir su mensaje. No obstante la defección de algunos intelectuales que originalmente apoyaron a Andrés Manuel López Obrador, ha mantenido viva la adhesión de una significativa parte de la comunidad intelectual y académica. La impopularidad que el plantón en Reforma le provocó entre sectores medios no mermó las simpatías entre su base apoyo principal.

El movimiento cuenta con una sorprendente legitimidad. Por lo pronto, más allá de su desenlace final, ha ganado ya la batalla por la historia. En unos cuantos años su versión de las elecciones de 2006 será "lo realmente sucedido". De hecho, en muchos lugares, dentro y fuera del país, se da por sentado que Felipe Calderón triunfó merced a un gran fraude electoral.

No siempre ha sido así. Por el contrario, las explicaciones críticas sobre conflictos como el que vive México deben remar contracorriente durante un largo periodo para triunfar. La visión de la sociedad mexicana que no participó en las protestas de 1968, la lucha contra el fraude de 1988 y el levantamiento zapatista de 1994 era mucho más crítica y desconfiada en relación con la que la opinión pública tiene en la actualidad del movimiento de resistencia civil.

Hoy casi nadie duda que en 1968 el gobierno actuó represiva y autoritariamente, o que en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas ganó las elecciones, o que el levantamiento zapatista fue una sublevación indígena genuina. Pero cuando estos hechos sucedieron, la percepción pública sobre ellos era diferente. Se les veía con enorme desconfianza. Para que esta visión se transformara en el relato sobre "lo que verdaderamente pasó" transcurrieron varios años.

El movimiento ha rebasado ya su carácter de protesta contra el fraude y parece encaminarse a la conformación en una coalición antioligárquica y en lucha por la transformación de las instituciones, pero no contra el neoliberalismo. Tiene frente a sí el desafío del 1º de diciembre, fecha en la que deberá de tomar posesión Felipe Calderón, pero posee ya un horizonte de lucha más allá de este momento.

La convención nacional democrática (CND) proporcionó al movimiento la visión y el mandato para emprender la lucha por el cambio institucional. Permitió también un momento de encuentro entre la movilización social y la representación política institucional en el congreso de los partidos que hoy integran el Frente Amplio Progresista. No está claro aún si esta relación entre acción en las calles y representación parlamentaria y gobiernos locales podrá mantenerse o, por el contrario, como ha sucedido una y otra vez en el pasado, los legisladores y mandatarios actuarán de acuerdo con sus propios intereses. No se trata de una especulación. Recordemos lo sucedido con la contrarreforma indígena, la ley Televisa y la ley Monsanto.

Pero esta contradicción no es única. El movimiento plantea alcanzar su objetivo estratégico, el cambio de régimen y la creación de una cuarta República, sin convocar un nuevo constituyente y sin una nueva constitución. Es decir, quiere un cambio sin ruptura. Sin embargo, la dinámica del movimiento desde abajo es muy otra. Su vocación contra el neoliberalismo y su radicalidad en la acción son evidentes. El viejo pacto social ha sido roto por el fraude y su reconstitución requiere mucho más que un mero cambio de régimen.

De la misma manera, no es poca cosa que un movimiento reformador que proclama la necesidad de una nueva política esté conducido por la vieja clase política de izquierda, acostumbrada a los acuerdos cupulares y al gradualismo inmovilizador. Tampoco que en una coalición que busca refundar la República la presencia juvenil sea testimonial y escasa. Los centros de educación superior, en lo general, y la UNAM, en lo particular, han sido un factor clave en la lucha por la democracia en México, pero en esta ocasión su presencia en las jornadas de lucha (y durante la campaña electoral) ha sido limitada.

Asimismo resulta paradójico que un movimiento que reivindica una democracia radical tenga un liderazgo vertical y unipersonal. No es un hecho insignificante que en una movilización de esta naturaleza el peso político en la toma de decisiones de las organizaciones sociales sea tan pequeño; conforme pase el tiempo la continuidad de la coalición dependerá en parte de sus estructuras y recursos.

Hasta hoy la autoridad de López Obrador y la gravedad de la situación política han creado una situación en que estas contradicciones han pasado a segundo plano, ante la necesidad de responder con rapidez al fraude y la imposición. La emergencia ha hecho de estos asuntos una cuestión aplazable. Coaliciones populares de orientación progresista en América Latina tienen en su interior contradicciones parecidas a las que vive la resistencia civil en México.

Pero no hay plazo que no se cumpla. Tarde o temprano, si el movimiento quiere convertirse en una fuerza transformadora de largo aliento, necesitará resolver las paradojas de su origen. De no hacerlo, el formidable impulso que tomó en su despegue podría agotarse, asfixiado por las prácticas y los vicios políticos que hicieron del PRD la caricatura de lo que quiso ser en su fundación.

Luis Hernández Navarro
La jornada

martes, septiembre 19, 2006

Noooooo Chelito Nooooooo¡

Se que esta jugando bastante mal el Cruz Azul, pero que el Chelito este pensando en irse en diciembre a España NOOOOOOOO...

Mandoki

Hoy mientras me tomaba un café con las comadres y los compadres, entre tanto alboroto y mientras caminaba hacia el baño bailando Ziggy Stardust (mi canción favorita) me soltó una sonrisa agradable un rubio colocho bastante cotorro, me di cuenta que era Luis Mandoki, por arte del destino entro a la pàgina del peje y encuentro esta breve reseña:

Inicialmente interesado en la pintura, se inclina por el cine en busca de la imagen en movimiento.Es el primer cineasta mexicano que a finales de los años 80, cruza la “barrera del nopal”, Hollywood le abre las puertas, donde realizó películas como “White Palace”, “When a Men Loves a Woman”y “Message in a Bottle”.“Silent Music”/1975, su primer corto, gana el Festival de Cannes a mejor cortometraje en 1976. Con “Motel”1983 gana el Ariel a mejor Largometraje en 1980.Con “Gaby, Una Historia Verdadera”/1987, la actriz argentina Norma Aleandro obtiene una nominación al Oscar y 2 nominaciones a los “Goldenglobes”.En Hollywood dirige a Paul Newman, Kevin Costner, Kathy Bates, Susan Sarandon, Andy García, Meg Ryan, entre otros.Después de 15 años, regresa a México a realizar “Voces Inocentes”.Esta película es aclamada en todo el mundo ganando muchos premios desde el Festival de Berlín (2005), el Stanley Framer Award otorgado por el Producers Guild of America, el Festival de Seattle, entre otros, ahora lo pueden conocer màs con el video: Quién es el señór López?

jueves, septiembre 14, 2006

El despertar revolucionario


El auge revolucionario de México marca una nueva y dramática etapa en la revolución latinoamericana. En la misma puerta del estado imperialista más poderoso del mundo, las masas están entrando en acción a una escala sin precedentes, representando una seria amenaza para el capitalismo y el imperialismo.
México no ha visto un movimiento como éste desde la expropiación del petróleo en los años 30. Las masas han demostrado un nivel impresionante de militancia, capacidad organizativa y disciplina. De la noche a la mañana, millones de trabajadores y campesinos se han puesto de pie y están luchando por sus derechos.
¡Qué visión tan inspiradora! ¡Qué maravilloso ejemplo para los trabajadores de todos los países! Esta es la respuesta final a todos aquellos cobardes y traidores que defendían que tras la caída de la Unión Soviética, el socialismo era imposible y que la clase obrera ya no era una fuerza revolucionaria.
Situación explosiva
La lucha comenzó en el plano electoral. Las masas estaban decididas a infligir una derrota al gobierno burgués reaccionario del PAN y echar al lacayo de Washington, Fox, que había vendido su país a los grandes monopolios estadounidenses a precios de saldo. Se reunieron masivamente alrededor del PRD y su líder, Andrés Manuel López Obrador.
Hegel dijo que la necesidad se expresa a través del accidente. El fraude electoral fue el “accidente” que sacó a la superficie todas las contradicciones que se habían estado acumulando en la sociedad mexicana durante décadas: ausencia de democracia, crecimiento económico que no mejora las condiciones de los pobres, desempleo y trabajos mal pagados, corrupción universal, millones de mexicanos obligados a emigrar al norte, todos estos factores se han combinado para crear una situación explosiva.
En el fondo, esto es una cuestión de clase. En México existe una desigualdad social extrema, es el cuarto país del mundo en número de multimillonarios mientras 50 millones de personas viven en la extrema pobreza. Las masas comprendieron perfectamente bien que los ricos controlan el gobierno y utilizan este control para saquear el país y enriquecerse. Como señala John Peterson en su artículo:
“El período preelectoral estuvo marcado por la polarización extrema, incluido el fermento en los sindicatos y el movimiento estudiantil, y una serie de ataques violentos por parte del estado: contra los trabajadores del acero en la ciudad de Lázaro Cárdenas en el estado de Michoacan; la represión contra los seguidores del EZLN en San Salvador Atenco; redadas contra un campamento de profesores en huelga en la ciudad de Oaxaca”. (Mexico: Oaxaca- Punta de lanza de la revolución mexicana).
Esto explica la ardiente furia de las masas y su deseo de asestar un golpe contra la odiada oligarquía y su representante político: Vicente Fox. Las elecciones les daban esa oportunidad y la tomaron con entusiasmo. La campaña electoral tuvo el efecto de movilizar a millones de mexicanos corrientes, los trabajadores y los campesinos, la juventud revolucionaria, las masas oprimidas y explotadas, la intelectualidad progresista, es decir, todas las fuerzas vivas de la sociedad mexicana se alinearon contra todo lo que estaba corrupto, podrido, reaccionario y degenerado.
Naturalmente apoyaron a López Obrador, el principal candidato de la oposición y líder del PRD. López Obrador consiguió su apoyo con una campaña de agitación de masas y caravanas que recorrieron todo el país durante casi diez meses de campaña presidencial. Llenó plazas con trabajadores, campesinos y muchos de los que se han empobrecido con el movimiento de México hacia el sistema de libre mercado. Las masas respondieron con entusiasmo. Eso no es una sorpresa. Las masas siempre responden con entusiasmo cuando se les da una dirección.
El programa de López Obrador realmente es muy moderado: “Cree en el nacionalismo revolucionario: un gran gobierno, programas sociales, proteccionismo y autosuficiencia en petróleo y gas natural”, esto es lo que dice George Grayson, un profesor de ciencia política del College of William & Mary en Virginia y autor de una reciente biografía de López Obrador. Este es el programa del reformismo. No supone un desafío fundamental al capitalismo. Pero es visto como una amenaza mortal por la oligarquía y sus maestros en Washington. Para ellos es una cuestión muy simple: López Obrador es un radical peligroso que está agitando a las masas y debemos detenerle a toda costa.
Para las masas también es una cuestión muy simple. Ellas no leen la letra pequeña de los manifiestos electorales. Para ellas, López Obrador es “nuestro hombre”, está “por el pueblo y contra los ricos”, etc., La fuerza de López Obrador no reside en sus discursos, artículos o manifiestos. Las masas no instruidas políticamente ven en él lo que quieren ver: la oportunidad de cambiar las cosas, cambiarlas radicalmente. Lo que Washington teme no es a López Obrador, sino a las fuerzas de clase que están tras él.
La hipocresía de los imperialistas
Washington vive con temor el creciente movimiento revolucionario que está recorriendo América Latina. Están decididos a levantar un “cordón sanitario” alrededor de la Venezuela revolucionaria para evitar la extensión de las ideas revolucionarias. Con toda probabilidad, la CIA echó una mano para garantizar la elección de Alan García –otro de los títeres de Bush− en Perú. Pero en México, las masas intervinieron directamente para desafiar este descarado ataque a sus derechos democráticos.
El imperialismo norteamericano y la oligarquía mexicana estaban decididos a impedir la elección de López Obrador, aterrorizados ante la perspectiva de un “Chávez mexicano” en las mismas fronteras de EEUU y asegurar la elección de Calderón, un antiguo ministro de energía y ferviente defensor de la política de libre mercado. El resultado fue las fraudulentas elecciones presidenciales del 2 de julio de 2006.
Estas damas y caballeros “democráticos” están sólo a favor de la “democracia” cuando pone un gobierno que defiende los intereses de los banqueros, los terratenientes y los capitalistas. Pero cuando los trabajadores y los campesinos hacen uso de sus derechos democráticos para elegir un gobierno que la clase dominante considera enemigo de sus intereses, no vacilan en idear conspiraciones contra gobiernos elegidos democráticamente. Recurren al fraude, la corrupción, el asesinato y los golpes militares. Asesinaron a Salvador Allende en Chile, derrocaron a Arbenz en Guatemala, intentaron derrocar a Hugo Chávez en 2002 y ahora han amañado las elecciones en México para evitar la elección de López Obrador.
No hay ninguna duda de que López Obrador ganó las elecciones y que la clase dominante mexicana, con una pequeña ayuda de la embajada de EEUU, amañó los resultados. Según los datos oficiales, López Obrador perdió por 240.000 votos en unas elecciones con 41 millones de votos de participación. Esto significaría que el candidato conservador, Felipe Calderón, ganó con menos del 1 por ciento. El hecho de que la diferencia sea tan pequeña indica que AMLO debería haber ganado con una gran mayoría. La burguesía no se ha atrevido a ir más allá de alegar que el candidato del PAN había ganado por la más estrecha de las mayorías. Las elecciones fueron robadas a favor de Calderón por Fox y sus aliados.
La escala del fraude es pasmosa, incluso para los niveles mexicanos. No menos de 904.000 votos no se contabilizaron en unas elecciones supuestamente ganadas por un margen de sólo 243.000 votos. Un gran número de personas que fueron a votar el día de las elecciones se encontraron con que sus nombres no estaban en el censo electoral. En un recuento simple 119.000 papeletas no se comprobaron, en aproximadamente 3.500 casillas (urnas), se depositaron 58.000 votos más del número de votantes registrados en el censo electoral. En otras casi 4.000 casillas, repartidas a los funcionarios electorales no se pudieron contabilizar. Algunos periódicos mexicanos han publicado fotografías de urnas en los basureros.
Estas irregularidades en cualquier país genuinamente democrático obligarían a las autoridades a hacer un recuento completo. Pero la judicatura mexicana, corrupta y reaccionaria, se ha negado a hacerlo. López Obrador comenzó por hacer desafíos legales. Naturalmente, todo esto ha sido rechazado por el tribunal electoral mexicano, que el 7 de septiembre nominó a Calderón presidente.
López Obrador
En circunstancias normales, las masas no prestan interés a la política. Raramente leen los periódicos y cuando lo hacen habitualmente es para ojear las páginas deportivas. Las elecciones en raras ocasiones despiertan mucho interés, mucho menos pasión. Este es especialmente el caso en México, donde durante décadas los partidos políticos fueron vistos sólo como vehículos para el saqueo del Estado y el enriquecimiento de políticos y sus clientes. Pero esto es algo diferente.
Este fraude electoral escandaloso inmediatamente sacó a las masas a las calles. Comenzando a finales de julio, después de un mitin de 3 millones de personas, los manifestantes han establecido un campamento de siete millas en el centro de Ciudad de México que ha paralizado el tráfico. Los acampados están de pie toda la noche alrededor del fuego, preparados para defender sus tiendas de campaña. Miles de personas acampadas bajo la lluvia torrencial durante semanas en las calles de Ciudad de México esperando la decisión del tribunal. De este modo comenzaron semanas de bloqueos callejeros y campamentos de protesta en el centro de la capital que han bloqueado el tráfico y cerrado negocios.
López Obrador se ha puesto a la cabeza del movimiento, desafiando al gobierno. Como resultado, el PRD está avanzando. Ahora es el segundo partido más grande en el parlamento recién elegido. En agosto, el PRD consiguió elegir a su primer gobernador en el estado de Chiapas, derrotando a un rival que contaba con el apoyo de una coalición de último minuto entre el PAN y el Partido Revolución Institucional, el PRI, que estuvo en la presidencia durante siete décadas hasta la victoria de Fox en 2000. ¡Esta es una respuesta resonante para aquellos que defienden que la militancia espanta al electorado!
Esto confirma la bancarrota de los sectarios (y los zapatistas) que se negaron a dar apoyo crítico a López Obrador contra Calderón en las elecciones. Estas damas y caballeros no veían diferencia entre los dos, porque los dos ‘eran burgueses’. Si se toma el programa de López Obrador, ciertamente no va más allá de los límites del capitalismo. Es un programa democrático-burgués. Pero esto hecho de ninguna manera es suficiente para caracterizar la base de clase del PRD. Ni nos autoriza a concluir que no hay diferencia entre López Obrador y Calderón.
Esto es absolutamente típico del pensamiento formalista y abstracto de los sectarios en todas partes, su total incapacidad de pensar dialécticamente y su total incapacidad para ponerse en el punto de vista de las masas. Los marxistas en México defienden, no la democracia burguesa, sino el poder obrero y el socialismo. Esto apenas necesita ser explicado. Pero, en primer lugar, a menos que seamos lo suficiente fuertes para tomar el poder y reemplazar la corrupta y podrida democracia burguesa por un régimen superior de democracia obrera, estamos obligados a defender cualquiera de los derechos conquistados por los trabajadores, incluido el derecho a voto y luchar contra los intentos de la burguesía mexicana de negar a la población su derecho a elegir un gobierno de su elección.
En segundo lugar, para convertirse en lo suficientemente fuerte para desafiar el poder burgués existente, es necesario que las pequeñas fuerzas del marxismo lleguen a las masas donde quiera que estén, establecer lazos con los trabajadores y campesinos, entablar un diálogo con ellos y llegar a acuerdos tácticos que nos permitan luchar juntos contra el enemigo común sin comprometer las cuestiones fundamentales. Ese fue siempre el método de Lenin y Trotsky, y se resume en la política de Lenin del frente único. Esto, naturalmente, es un libro sellado con siete llaves para la mentalidad sectaria.
Sophie McNeill, una periodista de televisión que visitó el campamento de Ciudad de México y entrevistó a López Obrador, da una descripción gráfica de la base de clase del movimiento a través de su propia observación de sus seguidores:
“Merodeando a través de los campamentos, puedes ver cómo este movimiento de protesta ha desenmascarado la profunda división de clase que existe aquí en México. La base de apoyo de Obrador está en gran parte formada por mexicanos de clase baja e indígenas que le ven como un salvador, la única figura contemporánea dispuesta a luchar contra la corrupción de la clase dominante. Los seguidores de Obrador sienten que él les ha dado voz y ahora ellos están aquí para ser escuchados. ‘Si no eliminamos el hambre, vamos a tener un desastre fatal inimaginable’, esto es lo que me decía un joven indio de Oaxaca. ‘Se va a derramar mucha sangre si no cambiamos la política económica del país’”.
Los manifestantes bloquearon bancos y también oficinas de impuestos. Cuando los periodistas entrevistaban a los trabajadores de cuello blanco de la oficina de impuestos ellos utilizaban términos despreciativos hacia los manifestantes como “gente ignorante con bajos ingresos’. “Un seguidor de Obrador me ve hablando a los trabajadores de la oficina, ‘esta gente está contra nosotros porque ellos tienen todo en casa’, dice. ‘Ellos no necesitan nada. Estamos aquí porque tenemos una necesidad en mi pueblo. No comprendes, ellos cobran 600 pesos de lunes a sábado, de ocho de la mañana hasta las seis de la tarde, ¡600 pesos!’, el hombre exclama. ‘¡Por eso estamos aquí!’”
Esta periodista puede que no sea un marxista, pero tiene ojos y oídos, y nos presenta una imagen muy clara de la naturaleza de clase del movimiento. Describe la actitud de la masa de gente pobre y explotada hacia López Obrador. Sienten que él les da voz y que ahora están aquí para ser escuchados. Esta es una expresión muy fidedigna de la relación entre las masas y López Obrador.
Los sectarios desaprueban esto. Sacuden la cabeza y chasquean la lengua. ¡Por supuesto! ¡Las masas deberían apoyarles a ellos y no a López Obrador! “Deberían” es una categoría filosófica que pertenece al idealismo kantiano, no al materialismo dialéctico. Este último toma el mundo como es, no como debería ser, analiza sus tendencias contradictorias y demuestra como se desarrollarán. El periodista continúa:
“Observo un par de ancianos indígenas frente a la multitud. El marido ha perdido la mayor parte de sus dientes y sus ropas están raídas. Hay lágrimas en sus ojos cuando se une al cántico de la multitud: ‘¡Obrador! ¡Obrador!’ Su esposa me mira y puedo ver que ella también está llorando. ‘¡Los pobres de México necesitaban a Obrador!’ me dice. El hombre que está junto a ella grita: ‘El presidente es Andrés Manuel López Obrador. ¡Quieran ellos o no!’”
Para el formalista sectario, estas actitudes son incomprensibles. No sólo que las masas apoyen a López Obrador, sino que lo hagan tan entusiastamente, con lágrimas en los ojos. ¿Cuál es el secreto de esta extraña química? Sólo uno: que las masas se han despertado de la apatía y han entrado en la lucha. Están comenzando a sentir su fuerza y poder colectivo. Y se identifican con el hombre alrededor del cual el movimiento se ha fusionado. En sus ojos, la figura de López Obrador adquiere un significado poderoso y casi místico.
The Nation publicó una descripción gráfica del ambiente de la población: “Han comenzado a levantar santuarios y altares, están pidiendo la intervención divina. Cientos se han convertido en peregrinos hacia el santuario de la Virgen de Guadalupe, algunos andando de rodillas, a pedir a la virgen morena que haga tu mojo. ‘¡Dios no pertenece al PAN!’ cantan cuando caminan penosamente por la gran avenida que lleva a la basílica. ‘AMLO merece un milagro’, comenta Esther Ortíz, una abuela de 70 años a un reportero cuando ella se arrodilla para rezar ante el altar dorado”.
Algunas iglesias han proyectado un vídeo diciendo que López Obrador destruiría la familia mexicana. Como resultado, algunas personas han abandonado las iglesias. El mismo artículo se hace eco del enorme fermento social que incluso está llegando a las iglesias:
“En la Catedral Metropolitana a un lado del Zócalo, un joven devoto interrumpe al cardenal Norberto Rivera con loas a AMLO y rápidamente es sacado a empujones del lugar por los matones del prelado. Al domingo siguiente, las grandes puertas de la catedral estaban bajo intensa vigilancia y los feligreses son cacheados en busca de indicios de devoción a López Obrador. Cientos de seguidores de AMLO se arremolinaron frente al antiguo templo gritando ‘¡voto a voto!’ y que el cardenal rivera es un pederasta”. (The Nation. 25/8/06).
Las líneas anteriores indican un profundo giro en el ambiente y perspectiva de las masas. La gente que se nos presenta en estas líneas no son activistas políticos sino hombres y mujeres mexicanos de la clase trabajadora que se han despertado a la lucha no por los libros y las teorías, sino por la vida misma. No tienen una ideología claramente definida. Aún están bajo la influencia de la religión. Pero así ocurrió con los trabajadores rusos en la primera revolución.
Lo que ha ocurrido en México es una completa confirmación del análisis marxista. En la lucha entre López Obrador y Vicente Fox, los marxistas mexicanos dieron apoyo crítico a López Obrador. Junto a las masas, participaron en la campaña electoral, pidiendo el voto para el candidato del PRD mientras que al mismo tiempo exigían un programa socialista. Esta posición correcta consiguió un eco significativo de las masas que estaban luchando para derrocar al gobierno Fox.
¿Inmadurez de las masas?
Algunos en la izquierda ven la influencia de la religión como un signo del “bajo nivel de conciencia política”. Esto demuestra una ausencia lamentable de comprensión de cómo funciona la revolución. En enero de 1905, la clase obrera rusa entró por primera vez en la escena de la historia en una manifestación pacífica, encabezada por un sacerdote, apelando al zar (el “pequeño Padre”). En sus manos llevaban, no banderas rojas, sino iconos religiosos e imágenes de la Virgen.
Hizo falta la experiencia de la revolución y en particular la masacre del Domingo Sangriento para sacar estas ilusiones de la conciencia de las masas. Como solía decir Lenin, citando un viejo proverbio ruso, “la vida enseña”. Tanto la anciana rezando por AMLO en la iglesia de la Virgen de Guadalupe como el joven que se enfrenta con el cardenal y es físicamente echado de la iglesia, están, a su manera, expresando un proceso revolucionario profundo.
Los esnobs de clase media señalarán la “inmadurez” política de las masas como un argumento contra la viabilidad de una revolución socialista en México. En Rusia también había personas como éstas: los mencheviques hablaban enérgicamente contra la idea de que los trabajadores rusos “atrasados” pudieran llegar al poder en Rusia antes que en la Europa occidental “avanzada”. La historia demostró que esto era totalmente falso. El Partido Bolchevique bajo la dirección de Lenin y Trotsky, basándose en el movimiento vivo de las masas y la ideología revolucionaria del marxismo, dirigieron a los trabajadores y campesinos a la toma del poder y transformaron la historia del mundo.
Las masas en México han demostrado un muy alto nivel de madurez política, aunque en esta etapa sus acciones estén mucho más avanzadas que su conciencia política. Eso no es sorprendente. En cada país, las masas no aprenden de los libros sino de su propia experiencia, especialmente de la experiencia de la lucha. Los trabajadores aprenden más en un solo día de huelga que en diez años de experiencia normal. Y la revolución es como una huelga pero a una escala inmensa. Lenin, que era un gran teórico, solía decir: “para las masas una onza de práctica vale más que diez toneladas de teoría”. En una revolución las masas aprenden rápido.
Los pequeños burgueses esnob y los burócratas gimen sobre el supuesto “bajo nivel político” de las masas. Los marxistas saludamos el movimiento de los trabajadores y campesinos mexicanos. De él sacamos entusiasmo e inspiración. Lo apoyamos con cada fibra de nuestro ser. Pero con su acción, las masas están arrojando el guante a la cara de la clase dominante. Lo que comenzó como una lucha contra el fraude electoral rápidamente se está convirtiendo en una situación revolucionaria, en donde los elementos de doble poder ya están comenzando a existir.
La teoría falsa de las “dos etapas”
El problema aquí no es el “bajo nivel de conciencia” de las masas, que están haciendo todo lo que está en su poder para cambiar la sociedad. El problema es, al contrario, el bajo nivel de conciencia de aquellos que pretenden ser los “dirigentes” de las masas, gente que puede haber leído libros, pero que carecen de espíritu revolucionario, que no tienen fe en las masas, que no creen en el socialismo y están corrompidos por el veneno del escepticismo. Estos ex–revolucionarios miserables, ex–guerrilleros, ex–comunistas que han abandonado la perspectiva del socialismo y se han pasado totalmente al capitalismo ejerciendo una influencia corrosiva y dañina en todas partes, pero particularmente en América latina.
En México estos mismos elementos están intentando contener el movimiento, confundir a los trabajadores y jóvenes con falsas ideas como la teoría menchevique-estalinista de las “dos etapas”. Según esta perniciosa teoría, los trabajadores y los campesinos no deben luchar por el socialismo. En su lugar, deben apoyar a la “burguesía progresista”, defender la “democracia” y después podemos hablar sobre el socialismo, en el oscuro y distante futuro. Algunos sectores del movimiento, bajo la negativa influencia del estalinismo, están intentando restringirlo a los estrechos límites de la democracia burguesa. Eso es un error fatal. En realidad, México ha dejado muy atrás la etapa de la revolución democrático-burguesa. Lo que se podía conseguir con la revolución democrático-burguesa se consiguió después de 1910-1917.
La burguesía mexicana ha tenido casi cien años para demostrar lo que puede hacer, y los resultados son bien conocidos para el pueblo de México. Hablar ahora de la necesidad de la revolución democrático burguesa en México es un engaño vergonzoso y una traición al pueblo. Lo que es necesario no es pedir a la burguesía “más democracia” sino preparar las condiciones para la toma del poder por la clase obrera, la única clase que puede sacar a México del callejón sin salida de la pobreza, la ignorancia y la opresión a la que la ha llevado la degenerada burguesía mexicana.
La etapa actual corresponde con la movilización inicial de las masas, su despertar a la vida política. Es bastante natural que esta etapa vaya acompañada por todo tipo de confusión e ilusiones, especialmente ilusiones democráticas. La forma de ayudar a las masas a superar estas ilusiones no es negar la democracia sino, todo lo contrario, luchar con la más absoluta determinación por todas las demandas democráticas, contra el fraude electoral, etc., pero explicar pacientemente que la única forma de garantizar la democracia y elecciones justas es para la clase obrera, en alianza con sus aliados naturales, el campesinado y el pobre urbano, es tomar el poder en sus propias manos. Mientras la burguesía mexicana corrupta permanezca en el poder, la democracia siempre se reducirá a una frase vacía. Eso es algo que todo trabajador y campesino mexicano puede comprender.
Marxismo y democracia
Las masas han recibido ahora una excelente lección sobre la naturaleza real de las instituciones de la “democracia” mexicana. A propósito, no son básicamente diferentes a las instituciones de cualquier otra democracia burguesa, sólo más descarada y estúpida. Este es también el caso con lo que irónicamente se describe como “prensa libre”. Existe una montaña de pruebas de urnas electorales violadas, robadas o rellenas, papeletas alteradas y otras anomalías raras. Pero de toda la prensa mexicana sólo La Jornada lo mencionaba. John Ross escribe lo siguiente:
“El silencio de los medios de comunicación mexicanos y sus cómplices en la prensa internacional respecto al gran fraude es ensordecedor, aunque sí llenan sus periodicuchos con amplios ataques a López Obrador por cortar el tráfico en Ciudad de México”. (La Nación. 25 de agosto de 2006).
Los marxistas siempre lucharemos enérgicamente para defender todos los derechos democráticos que ha ganado a través de la lucha la clase obrera. Mientras la clase obrera no esté en posición de derrocar al capitalismo y sustituir la falsa y corrupta democracia burguesa con una verdadera democracia de la clase obrera, tenemos el deber de luchar contra todos los intentos de la clase dominante de restringir la democracia. Participaremos en las elecciones y haremos uso de la lucha electoral para movilizar a las masas y educarlas en los límites de la democracia burguesa. Utilizaremos todas y cada de las aperturas democráticas disponibles, incluidos los parlamentos burgueses. Pero explicaremos que, en última instancia, la lucha real siempre tendrá lugar fuera del parlamento, en las calles, en las fábricas, en los pueblos y en los barracones del ejército.
El punto de partida inicial para la revolución mexicana es la lucha contra el fraude. Este esencialmente tiene un carácter democrático burgués. Pero en realidad esto sólo es una cuestión formal. En esencia, el movimiento de masas ha ido más allá de la etapa simplemente democrática. Tiene una lógica y dinámica propias y esto choca contra los mismos cimientos del dominio burgués. Cada día que pasa la cuestión no es a favor o en contra de López Obrador, la cuestión es: ¿Quién es el amo de la casa: ellos o nosotros?
La clase obrera
Los trabajadores deben plantear sus propias reivindicaciones de clase independientes, mientas que al mismo tiempo luchan por las demandas democráticas y empujan el movimiento hacia delante. Los trabajadores apoyarán a los elementos más radicales de los campesinos y los indígenas mexicanos, a las mujeres y la juventud. Sólo de esta manera el proletariado puede ganar el lugar que le corresponde a la cabeza de la nación.
Una posición clave la tienen los sindicatos. Los sindicatos son las organizaciones básicas de la clase obrera. Tienen que jugar un papel clave en la revolución socialista, tanto antes como después de la toma del poder. Desgraciadamente, parece que la mayoría de los sindicatos mexicanos (con honrosas excepciones como el sindicato de profesores de Oaxaca) no están participando activamente en el movimiento.
El potencial revolucionario de las masas se despliega a cada paso. Los sindicatos, aplastados por la grupa pesada de la burocracia, van por detrás. Esta es una debilidad seria. Pero tiene precedentes y no es necesariamente fatal. En la Revolución Rusa de 1917 muchos de los sindicatos estuvieron bajo el control de los mencheviques hasta noviembre e incluso después. Los bolcheviques tuvieron que basarse en muchos casos en los comités de fábrica, que estaban más cercanos al ambiente real de la clase obrera.
Mientras se continúa trabajando en los sindicatos y haciendo todo lo que está en su poder para implicar a los sindicatos en el movimiento revolucionario y preparar una huelga general, los marxistas deben participar enérgicamente en la creación de comités de acción, comités de huelga, asambleas populares y otros organismos tipo soviet que abarquen a las más amplias masas de trabajadores, campesinos, pobres urbanos y otras capas oprimidas.
La consigna principal en el momento actual en México son los soviets. Pero como la palabra rusa puede que no tenga significado para las masas en México, es mejor utilizar la terminología que ha evolucionado del movimiento revolucionario vivo de las masas. Cualquiera que sea la palabra utilizada, estará claro para los trabajadores y los campesinos, que se está hablando de órganos democráticos de lucha revolucionaria con una base amplia, que el día después de la victoria de la insurrección se puedan transformar en órganos de democracia revolucionaria directa. Esto se puede ver más claramente en el movimiento revolucionario en Oaxaca.
Insurrección en Oaxaca
La revolución en Oaxaca ha ido más allá que en ninguna otra parte. El “caudillo” local, Ulises Ruíz Ortiz, es el responsable de organizar numerosos asesinatos perpetrados por bandas armadas vinculadas al partido gobernante. Su gobierno de terror incluía secuestros, arrestos arbitrarios, encarcelamientos, tortura y asesinatos. Sus bandas armadas disfrutaban de impunidad en sus crímenes contra la población. Pero ahora la población se ha vuelto en masa contra él. Dos días del ataque a los profesores hubo una enorme manifestación con más de 400.000 personas, exigiendo la dimisión del gobernador.
El movimiento en Oaxaca se encontró con la brutalidad policial, dirigida indiscriminadamente contra hombres, mujeres y niños con gas lacrimógeno y balas, incluso utilizaron un helicóptero de la policía para extender el gas lacrimógeno sobre el campamento de huelguistas. Esto provocó una insurrección de masas en todo el estado y más allá. Los profesores se defendieron, echaron a la policía tras unas cuatro horas de lucha, recuperaron el centro de la ciudad. El heroísmo de los huelguistas se ganó la admiración de la población en todo el estado. Demostraron su determinación férrea y no se aterrorizaron en la sumisión.
Aquí vemos el potencial de la clase obrera y los sindicatos para ponerse a la cabeza de las masas en la lucha, mientas que luchan por sus propias reivindicaciones de clase independientes. La insurrección en Oaxaca estaba dirigida por los profesores. El sindicato de profesores (SNTE) tradicionalmente estaba vinculado al Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero en Oaxaca la tendencia de izquierdas CNTE tenía el control de la sección local. Un proceso similar ocurrirá en un sindicato tras otro en el período turbulento de lucha de clases que ha comenzado en México.
Bajo la presión de las masas, incluso los sindicatos más burocráticos y derechistas se transformarán de arriba abajo. Una vez las masas se han movilizado en la lucha, inevitablemente desarrollarán un sentido de su propia fuerza: el poder de la organización de masas. Ha habido manifestaciones de masas de 120.000 personas con un ambiente de militancia nunca visto antes. El 7 de junio un testigo de la marcha decía: “Todo el acontecimiento estaba impregnado con un sentido de fuerza del pueblo”.
El movimiento de las masas rápidamente llevó a la formación de una asamblea amplia estatal: Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, APPO). John Peterson escribe lo siguiente:
“El APPO ha surgido como una alternativa y un verdadero poder popular, la primera semilla de poder obrero en Oaxaca y en México. Representantes de las asambleas vecinales son elegidos en cada calle, que a su vez eligen los representantes a la APPO. Estos representantes elegido y revocables son responsables de la seguridad y de garantizar la gestión de la vida cotidiana en los barrios y en la ciudad”. ¿Qué es esto si no es un soviet?
George Salzman escribe lo siguiente: “Aunque instigada como resultado de la iniciativa de los profesores y la horrible represión estatal, la asamblea iba más allá de las reivindicaciones originales de los profesores, que se limitaban a cuestiones educativas. La destitución del odiado gobernador se había hecho antes en tres ocasiones en Oaxaca. No es trivial, arriesgado por supuesto, pero no por sí mismo un acto revolucionario”. (From Teachers’ Strike Towards Dual Power. Counterpounch. 30/8/06).
Esto va más allá del meollo de la cuestión. El movimiento revolucionario de las masas está yendo más allá de las reivindicaciones originales. Esa es la naturaleza de las cosas. La propia lógica de la lucha lleva a las masas a sacar conclusiones revolucionarias. Las masas sienten la necesidad de organizarse, expresada en las asambleas populares, que son soviets en todo menos en el nombre. Esta es la expresión organizada de un nuevo poder, que constantemente desafía el “sacrosanto derecho a gobernar” de la burguesía y sus agentes políticos. Los dos poderes rivales se dan empellones entre sí. Los trabajadores y los campesinos luchan por tomar la gestión de la sociedad en sus manos: el viejo poder se resiste. Se niega a acostarse y morir. Debe ser derrocado.
Las aspiraciones revolucionarias de las masas se pueden ver en el programa adoptado por la primera asamblea popular estatal, la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca, que se declaró autoridad suprema en Oaxaca, afirmando la ilegitimidad de la estructura social existente. Esto es doble poder, con las masas desafiando el poder estatal existente.
La APPO tiene una base amplia y esto es correcto. Pero según algunos informes no ha excluido explícitamente a ningún grupo político, que, si es cierto, sería un error. Según un informe de Nancy Davies, a la reunión inicial de la asamblea popular del 17 de junio “asistieron unas 170 personas representantes de 85 organizaciones”. Incluidos, o al menos invitados, “estaban todos los delegados del SNTE, militantes sindicales, organizaciones sociales y políticas, organizaciones no gubernamentales, colectivos, organizaciones de derechos humanos, padres, campesinos rentistas, municipalidades y ciudadanos de todo el estado de Oaxaca”. Su intención era abrirse a todos los ciudadanos del estado.
Parece que no tienen intención de excluir a los burgueses y otros explotadores de la asamblea. Sin embargo, en la práctica, los ricos apoyarían el régimen existente. Ellos no quieren participar en un órgano de poder revolucionario. La dirección inicialmente intentó limitar las reivindicaciones de la asamblea popular a la destitución del gobernador. Esta reivindicación, absolutamente correcta y en sí misma necesaria, no iba más allá. La destitución de un gobernador resolvería pocos de los problemas de la población. Las masas están luchando por el poder, por un cambio fundamental en la sociedad.
A pesar de los límites de la dirección, los trabajadores inmediatamente tomaron medidas revolucionarias que claramente desafiaban el poder estatal existente. Fortalecieron las barricadas contra futuros ataques policiales. Requisaron autobuses, no sólo comerciales, sino incluso vehículos de la policía y el gobierno, algunos de los cuales fueron utilizados para bloquear los accesos por carretera al zócalo y otros campamentos de la población, además de para propósitos de transporte. Han bloqueado autopistas y ocupado edificios del gobierno. Han evitado que el gobierno institucional cumpla con sus funciones: legislativa, judicial y ejecutiva (es decir, administrativa).
Estas tácticas van más allá de la desobediencia civil que López Obrador ha pedido. Estas acciones de las masas son “ilegales” desde el punto de vista del estado burgués. También han requisado armas, como escribe George Salzman: “Algunos de ellos tienen palos, varas de hierro e incluso machetes, pero son para la autodefensa. La cultura aquí es no ‘poner la otra mejilla’. No se sientan y rezan para que la policía no les golpee”.
La lucha por los medios de comunicación
El ataque del 14 de junio destruyó la emisora de radio de los profesores, Radio Plantón, que ha estado sirviendo como fuente de propaganda pro-profesores desde el inicio de la huelga y como una emisora de comunicación vital. En respuesta, los estudiantes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) ocuparon la emisora de la universidad, una emisora con un transmisor mucho más potente y que mantuvo ininterrumpidamente el apoyo a la rebelión que crecía rápidamente. Sin embargo, los agentes del gobierno se infiltraron entre los estudiantes y destruyeron su equipamiento el 8 de agosto con ácido sulfúrico.
La lucha por el control de los medios de comunicación alcanzó una nueva etapa cualitativa cuando un grupo de mujeres golpeando cacerolas con cucharas de madera ocuparon la televisión y emisora de radio estatales. El servicio de emisión expropiado se rebautizó como TV Cacerolas. Durante este período las “voces y las imágenes de la población” dominaban estas ondas de radio normalmente controladas por el estado, como dice Salzman:
“La gente corriente con las ropas cotidianas hablaban de la realidad de sus vidas como la entendían, de lo que significaba para ellos el neoliberalismo, del Plan Pueblo Panamá, de su pérdida de tierra hacia las empresas papeleras internacionales, de las destartaladas escuelas de las montañas rurales sin aseos, de comunidades sin agua potable o alcantarillado sanitario y cosas similares, de todas las necesidades que deberían cumplirse si la riqueza no fuera robada por los capitalistas y los agentes del gobierno corrupto”. (From Teachers’ Strike Towards Dual Power. Counterpounch. 30/8/06).
¡Qué imagen tan inspiradora se describe aquí! Y estas emisiones no se limitaban a Oaxaca.
El espíritu internacionalista de los trabajadores y su alto nivel de conciencia se podía ver en el hecho de que el Canal 9 emitió un documental de las condiciones de vida de los palestinos en los Territorios Ocupados. El Canal 9 y FM 96.9 cubrieron todo el estado durante tres semanas, del 1 de agosto hasta que fueron recuperadas por las fuerzas estatales con un asalto a primera hora de la mañana el 21 de agosto. En respuesta a esta agresión, los insurgentes ocuparon doce emisoras locales de radio que pertenecían a nueve empresas diferentes. La lucha por el control de los medios de comunicación continúa.
El papel del imperialismo
Calderón tiene el apoyo del imperialismo mundial. Tanto George Bush como el embajador de EEUU, Tony Garza, se dieron prisa indecente en felicitar a Calderón después de las elecciones del 2 de julio. Ahora que esta “victoria” se ha confirmado, Washington y los miembros de la Unión Europea hacen cola para poner sus manos en PEMEX, la empresa estatal de petróleo de México.
Los imperialistas estadounidenses están mirando los acontecimientos al sur de Río Grande con creciente alarma. Según la emisora Air America, han desplegado patrullas de la armada norteamericana para “salvaguardar las plataformas petroleras mexicanas en el Golfo”. Sin embargo, la perspectiva de una intervención armada real por parte de las fuerzas estadounidenses es remota. El ejército norteamericano está empantanado en Iraq y Afganistán. Es altamente improbable que quieran abrir un nuevo frente en este momento, y menos aún en América Latina.
Los estrategas del imperialismo saben que es imposible intervenir exitosamente contra una revolución. Recibieron una dura lección en Irán en el pasado y no han olvidado que les humillaron. Si intentaran intervenir en México se enfrentarían con una resistencia feroz. El pueblo mexicano lucharía como tigres para defender su país contra el odiado imperialismo extranjero. Se producirían movimientos explosivos en cada uno de los países de América Latina, y no sólo al sur de Río Grande. El reciente movimiento de masas de los inmigrantes en EEUU demuestra el poderoso potencial revolucionario del gran número de latinos oprimidos que ahora constituyen la mayor minoría étnica. Los imperialistas rápidamente se enfrentarían con insurrecciones dentro del propio EEUU si se atrevieran a invadir México. El enorme descontento que recorre profundamente la sociedad norteamericana se fusionaría en esta cuestión. El régimen Bush podría ser echado del poder abriendo una situación totalmente nueva dentro del propio EEUU.
Una intervención directa por parte de las fuerzas del imperialismo norteamericano está por tanto descartada en la situación actual. Pero eso no significa que Washington permanezca con los brazos cruzados. La CIA y la embajada de EEUU en Ciudad de México estarán activas, conspirando junto con Fox y sus títeres para aplastar la revolución. Los repetidos ataques sobre el movimiento en Oaxaca son como reconocer en un estado de guerra corriente. Tienen la intención de poner a prueba sobre el terreno para una confrontación más seria. Pero han sido repelidos por la acción militante de las masas que han demostrado su determinación para defenderse.
La clase dominante mexicana tienen un registro particularmente sangriento en la represión de movimientos de protesta de masas. Esto se demostró en la brutal represión en septiembre y octubre de 1966, justo antes de que comenzaran los Juegos Olímpicos, cuando el presidente Gustavo Díaz Ordaz ordenó la masacre de los estudiantes en huelga en una plaza no lejos de donde ahora están acampados los manifestantes. Murieron asesinatos 300 en la Plaza de las Tres Culturas, sus cuerpos fueron incinerados en el Campamento Militar Número 1 al oeste de Ciudad de México.
El periódico liberal La Jornada publicaba una fotografía de un aficionado donde se veía convoyes del ejército con soldados disfrazados de campesinos y jóvenes. Esto indica que se está llevando a cabo una campaña sistemática de provocaciones. López Obrador ha comparado al presidente Vicente Fox con Díaz Ordaz. La comparación es acertada. Si Fox no ha utilizado todavía el ejército no es por consideraciones humanitarias sino porque teme las consecuencias. Un enfrentamiento sangriento y todo México ardería en llamas. Algunas fuentes revelaron que más del 70 por ciento de los soldados rasos votaron el 2 de julio por López Obrador. El ejército se rompería en pedazos y Fox sería expulsado del poder, poniendo en el orden del día la transformación revolucionaria.
El mismo artículo de John Ross señala la evolución de las consignas coreadas por los manifestantes:
“La evolución de estos sortilegios es fascinante. Al principio, la consigna estándar ‘voto por voto, casilla por casilla’ era automáticamente invocada cada vez que López Obrador daba un paso hacia el micrófono. ‘¡No estás solo!’ y ‘¡Presidente!’ tenían sus momentos. ‘¡Fraude!’ es aún popular, pero en estos últimos días ‘¡No pasarán!’ ‘¡Ellos no pasarán!’, el grito de los defensores de Madrid cuando las hordas fascistas de Franco golpeaban las puertas de Madrid en 1936, y que a menudo se pueden escuchar.
“En este contexto, ¡No pasarán! Significa que ‘no dejaremos que Felipe Calderón llegue a la presidencia’”.
Sin embargo, el 7 de septiembre el TRIFE, a pesar de todas las evidencias, decidió a favor de Calderón. El tribunal electoral de México ha tomado su decisión. Su fallo no puede ser recurrido. Eso significa que todos los cauces legales y constitucionales están agotados. La única forma de avanzar ahora es la lucha revolucionaria.
La decisión del tribunal electoral fue en sí misma una provocación flagrante. “Observa que Calderón, el candidato del PAN que había sido declarado vencedor por el tan criticado Instituto Federal Electoral (IFE) por un 55 por ciento de los 41.6 millones de votos, ha sido obsequiado con decenas de miles de votos que no podían ser comprobados. El TRIFE, en un recuento parcial de menos del 10 por ciento de los 130.000 precintos depositados dos semanas antes de la decisión final, ha dado 237.000 votos, así aumenta el margen de victoria de Calderón”. (Artículo de John Ross, publicado online el 6 de septiembre de 2006).
En otras palabras, el tribunal electoral admitió todas las acusaciones de fraude y después, ¡dio la victoria a Calderón! Inmediatamente, varios miles de seguidores de AMLO se reunieron a las puertas del búnker del tribunal al sur de Ciudad de México, gritando: “¡Fraude! ¡Rateros!” y los jueces tuvieron que ser escoltados por la policía militar.
La Convención Nacional Democrática
En medio de estos dramáticos acontecimientos, el subcomandante Marcos y sus seguidores han desaparecido del mapa político. Debido a su política equivocada, los zapatistas se han condenado a la insignificancia política. Como ya pronosticamos, han quedado desacreditados por su escandaloso comportamiento en las elecciones, junto con los sectarios ultraizquierdistas que intentaron organizar la “campaña alternativa” dirigida contra López Obrador. En contraste, los marxistas mexicanos de Militante adoptaron una política correcta, ofreciendo apoyo crítico a López Obrador y ahora jugando una parte importante en el movimiento revolucionario de las masas.
Ahora López Obrador ha defendido la convocatoria de una Convención Nacional Democrática para decidir el futuro del país y elegir un presidente democrático. Este es un paso importante. Pero ¿qué representa? ¿Qué es la Convención Nacional Democrática? Esta cuestión se está debatiendo a todos los niveles en el PRD, especialmente a nivel de la base. Sin duda para la burocracia del PRD es simplemente otro mitin de masas para presionar a Felipe Calderón. Calderón podría ofrecer concesiones. Podría ofrecer incluir a algunos dirigentes del PRD en puestos menores de su administración. Como el PRD está infiltrado por elementos del PRI, que sólo están interesados en obtener carreras ventajosas para sí mismos, esto podría llevar a conflictos internos dentro del PRD.
La base del PRD, los trabajadores, los campesinos y la juventud revolucionaria, no quieren las migajas de la mesa de la burguesía, quieren tomar el poder. Para ellos la Convención Nacional Democrática es un gobierno alternativo. Pero como el estado burgués ya ha reconocido el gobierno de Calderón como el único gobierno legítimo, la declaración de un gobierno de resistencia encabezado por Andrés Manuel López Obrador sería un acto revolucionario abierto.
Andrés Manuel López Obrador ha prometido una “transformación radical” del país creando un gobierno paralelo. Él dijo: “Vamos a un cambio profundo, un cambio de raíz, porque eso es lo que necesita México. Es una transformación radical. Vamos por la construcción de un nuevo país que sea justo y honorable (…) No sólo decidiremos nuestra forma de gobierno… sino algo más importante también se definirá: el plan básico para la transformación de México”.
¡Eso es lo que desean fervientemente los trabajadores y campesinos! La base del Partido de la Revolución Democrática no quiere acuerdos o compromisos con la burguesía. Las masas que apoyan al PRD no quieren que el partido se comporte como el PAN y el PRI. No quieren un partido que, cuando llega al gobierno, colapse en la corrupción y el arribismo. Por tanto, es necesario introducir un programa que garantice que un gobierno del PRD realmente represente a la población. Este programa existe. Es el programa de cuatro puntos que Lenin elaboró en víspera de la Revolución Bolchevique:
1) Elecciones libres y democráticas con derecho a revocación de todos los funcionarios.2) Ningún funcionario puede recibir un salario superior al de un trabajador cualificado.3) No al ejército permanente sino el pueblo en armas.4) Gradualmente, todas las tareas de la administración deben ser realizadas por todos a turnos (“¡cuando todo el mundo es un burócrata, nadie es un burócrata!”).
La cuestión de la violencia
López Obrador promete evitar la violencia. Propone una revolución no violenta para transformar México y recomienda a sus seguidores seguir el camino de la resistencia civil no violenta, como hizo Martin Luther King Jr. y Mahatma Gandhi. Pero eso no depende exclusivamente de las buenas intenciones de AMLO. ¡La burguesía tiene sus propias ideas sobre esta cuestión!
El líder del PRD ha convocado a un millón de delegados en el Zócalo para la Convención Democrática Nacional el Día de la Independencia Mexicana, el 16 de septiembre, una fecha habitualmente reservada para un gran desfile militar. Por lo tanto está preparado el terreno para un serio enfrentamiento. Fox está preparando aplastar el movimiento por medios violentos. Ya está utilizando la prensa a sueldo y preparar a la opinión pública para reforzar la lucha y la represión violenta de los manifestantes. La burguesía se está preparando para actuar. El día que Fox iba a leer su discurso sobre el Estado de la Nación, rodearon el Congreso Nacional con un anillo de acero. En un informe desde Ciudad de México publicado en The Nation, John Ross escribe:
“El edificio que alberga el Congreso en esta gran Plaza del Zócalo de la ciudad está rodeada por barreras de metal de dos metros de alto soldadas entre sí aparentemente para frustrar un atentado suicida con coche. Detrás de este muro de metal, 3.000 robocops con visera, la Policía Preventiva Federal (PPF, una fuerza policial procedente del ejército), y miembros de la elite del Estado Mayor, o comando militar presidencial, formando una segunda línea de defensa. Armados con lanzadores de bombas lacrimógenas, cañones de agua y según se dice tanques de ligeros, esta fuerza tiene la misión de proteger la ley y el orden y las instituciones de la república frente a la muchedumbre de izquierdas que amenaza con asaltar el palacio legislativo, o eso es lo que dijo el presidente a los ciudadanos en repetidos mensajes en la televisión nacional”. (The Nation. 25/8/06).
En estas circunstancias, es necesario evitar caer en provocaciones. Pero una cosa es aconsejar a las masas que eviten la violencia sin sentido y enfrentamientos desordenados con la policía y el ejército, que sólo darían a las autoridades una excusa para iniciar una campaña de represión sangrienta. Pero otra, bastante diferente, es crear ilusiones en que el estado burgués puede ser derrotado sólo por la resistencia pasiva. El movimiento debe dar pasos para defenderse. Los elementos de resistencia popular ya existen en forma embrionaria. Es necesario comenzar preparativos sistemáticos y serios para una milicia popular, dispuesta y capaz de defender los campamentos y proteger las manifestaciones contra las provocaciones armadas.
En el centro de toda la ecuación está el comportamiento del ejército. En última instancia, el resultado de la lucha estará determinado por esta cuestión. El ejército consiste en jóvenes trabajadores y campesinos de uniforme. ¿Permitirán que se les utilice por el estado de los empresarios para aplastar al pueblo?
Ambas partes han apelado al ejército. En un discurso grabado anteriormente a la nación la noche de su confirmación, Calderón aprovechó para alabar al ejército mexicano como una de las instituciones más apreciadas de la nación. Se está preparando claramente para utilizar el ejército para echar a los decenas de miles de manifestantes que están acampados en la capital. Por su parte, López Obrador ha menudo ha llamado a los generales para que no permitan que se utilice el ejército en un enfrentamiento político contra su pueblo. ¿Este llamamiento encontrará eco o no? Esa es la cuestión.
En cualquier ejército hay diferentes capas. Hay una capa de elementos atrasados y desclasados, una minoría de gamberros y fascistas potenciales, dispuestos a cualquier acto de barbarie. En el otro lado del espectro hay una minoría de soldados que son revolucionarios en potencia o reales. Los primeros estarían preparados para disparar contra los civiles desarmados. Pero la mayoría de los soldados corrientes estarían horrorizados ante tal perspectiva. Simpatizan con el movimiento de masas y estarían dispuestos a pasarse al lado de la revolución. Pero para que esto ocurra, es necesario que vean que las masas están decididas a recorrer todo el camino.
La policía siempre es más atrasada que el ejército, aunque incluso en la policía hay diferentes capas. Han atacado a manifestantes y golpeado a gente despiadadamente, han disparado bombas lacrimógenas y golpeado a manifestantes desarmados con sus porras. Los diputados del PRD han sido asaltados. La policía ha desplegado tanques de agua en las calles que rodean el edificio del congreso y cientos de policías patrullan las calles de la capital. En Oaxaca la policía y las fuerzas paramilitares a su servicio se han comportado con incluso mayor violencia.
Los marxistas no defienden la violencia. Estamos de acuerdo en que la transferencia pacífica del poder a la clase obrera sería altamente deseable. Pero también hemos estudiado la historia y aprendido unas cuantas lecciones. La lección principal que nos enseña la historia de la lucha de clases es: que ninguna clase privilegiada entrega jamás su poder y privilegios sin luchar. La clase dominante debe ser desarmada. Esa es la única manera de evitar la violencia y el baño de sangre. Pero eso sólo es posible a condición de que las masas estén armadas y movilizadas para la transformación revolucionaria de la sociedad.
Las lecciones de Oaxaca
El movimiento maravilloso de las masas de Oaxaca representa una amenaza directa a la clase dominante. Pero las autoridades no se atrevieron a iniciar un ataque directo como hicieron el 14 de junio. Cualquier intento de aplastar la insurrección popular por la fuerza llevaría a una total explosión. En su lugar, recurrieron a operaciones clandestinas selectivas contratando asesinos y bandas policiales. Un artículo titulado por Diego Enrique Osorno explica cómo el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, está organizando bandas armadas para aplastar el movimiento.
“Además de los hombres armados, tropas de la Policía Ministerial Estatal, la Policía Preventiva Federal y la policía municipal están todas participando en llevar a cabo una ‘Operación de Limpieza’. Un desertor del ejército mexicano que lleva el nombre de Aristeo López Martínez está trabajando en una oficinal municipal, uno de los principales participantes de esta operación inspirada por el manual de ‘Operaciones Psicológicas en Guerra de Guerrillas’ escrito por la CIA en los años ochenta para los ‘contras’ nicaragüenses en su guerra contra el gobierno democrático de ese país.
“En dos reuniones con otros oficiales de la policía, López Martínez ha invocado este documento contrainsurgente, que mantiene que el campo de batalla son ‘las mentes de la población’, tanto del enemigo como de ‘nuestras tropas’.
“El manual está lleno de actos mayoritariamente ilegales de temeridad. Entre las tácticas recomendadas está la práctica de asesinatos colectivos mediante la contratación de criminales, la infiltración de la insurgencia con el objetivo de sabotear a los otros”. (The Narco News Bulletin. 28/8/06).
Estas bandas armadas ya han cometido actos de asesinato y sabotaje. Frente a la violencia organizada del estado, la población tiene el derecho a defenderse. En Oaxaca, la APPO ha formado una ‘policía de profesores’ que ha evolucionado en una fuerza de autodefensa altamente disciplinada, eficiente y controlada popularmente, capaz de pasar a la ofensiva si es necesario. ¡Esa es la forma de proceder!
La situación en Oaxaca no es única: los mismos problemas básicos existen en cada estado de México. Movimientos insurreccionales similares estallarán inevitablemente en otras zonas del país. El ejemplo de la milicia obrera de Oaxaca debería copiarse, desarrollar y extender a todas las otras zonas. La milicia popular debería estar organizada en líneas democráticas y estrechamente vinculada a los centros de trabajo, zonas locales, sindicatos, grupos locales del PRD y otras organizaciones populares. (...)
La formación de una milicia popular vinculada a las asambleas populares y otros órganos de democracia revolucionaria es una cuestión urgente. La necesidad defender los campos y manifestaciones surge del propio movimiento, y sólo está justificado como una parte integral del movimiento revolucionario de masas.
Extensión de las asambleas populares
La cuestión decisiva es el establecimiento de órganos de poder revolucionario (“soviets”) en cada estado. El movimiento por el establecimiento de asambleas populares está extendiéndose rápidamente por todo México. El viernes de 1 de septiembre, la quinta marcha de Oaxaca convocada por la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca congregó a más de 300.000 personas según calculaba Las Noticias. La multitud cruzó el centro de la ciudad y acabó la marcha derribando las efigies del gobernador en el zócalo. Una colgada boca debajo de una bolsa de basura.
Desde el estrado en el Zócalo el líder de la sección 22 del sindicato de profesores, Enrique Rueda Pacheco, utilizó la famosa consigna del Che Guevara: “Hasta la victoria siempre”, para afirmar que Oaxaca lucharía hasta la victoria. Más significativo aún cuando dijo que lucharán en la arena nacional por un gobierno del pueblo.
“Tenemos un movimiento nacional”, dijo. “Defendemos la unidad nacional, incluido el PRD (Partido de la Revolución Democrática), los zapatistas y toda la nación”. Pero dejó claro que la APPO no tenía lazos con grupos armaos: “No tenemos lazos, ni relaciones ni coordinación con ninguna organización guerrillera armada… respetamos todas las formas de lucha, la gente participa en sus propias formas”.
También estaban presentes personas de Michaoacán que participarán en su tercera Asamblea Popular el 9 de septiembre, y según Rueda, están dispuestas a la lucha nacional. La misma idea de una lucha estatal encontró eco en otros oradores, incluido el dirigente de la Federación de Sindicatos y Organizaciones Democráticas de Oaxaca (FSODO). (...)
¡El movimiento no ha terminado!
Lenin dijo hace tiempo que hay cuatro condiciones para una situación revolucionaria: 1) la clase dominante debe estar dividida y en crisis, 2) l clase media debería estar vacilante entre la burguesía y la clase obrera, 3) las masas deberían estar preparadas para luchar y hacer los mayores sacrificios para tomar el poder y 4) un partido y dirección revolucionaria que estén preparados para dirigir a la clase obrera hacia la conquista del poder. En México en el momento actual están presentes todos estos factores excepto el último.
La proclamación de Calderón como presidente de México no es el final de la historia, sino que lleva al movimiento revolucionaria a una nueva etapa. Las clases contrarias se dirigen hacia un momento decisivo. Así lo entienden también los estrategas del imperialismo. El periódico Los Angeles Times (3/9/069) citaba a Armand Peschard-Sverdrup, un experto mexicano del Centro de Estudios Internacional y Estratégicos de Washington:
“La pregunta es: ¿está México al borde de una crisis política? Y después del viernes se podría decir que ha entrado en esa esfera. No parece existir voluntad de negociación ni compromiso… Es como dos trenes que se encaminan a chocar frontalmente”.
El mandato de Fox acaba el 1 de diciembre. Hasta entonces el torbellino de agitación continuará, con alzas y bajas. El resultado final es imposible de predecir con certeza. En el período inmediato hay muchos puntos inflamables. El 15 de septiembre, la víspera del Día de la Independencia de México, el presidente Fox pretende pronunciar el tradicional grito de “¡Viva México!” desde el balcón presidencial que mira al Zócalo. Los seguidores de AMLO han jurado no abandonar la plaza y proclamar su propio grito a la nación ese día.
Otro punto de indignación será el 16 de septiembre, cuando se celebre el importante desfile militar destinado a conmemorar el 196 aniversario de la liberación de México de España. López Obrador ha convocado a un millón de delegados de todo el país para converger en el Zócalo ese día para celebrar una “Convención Nacional Democrática” que se espera declare un “gobierno de resistencia”.
Calderón probablemente combine la represión con los sobornos para comprar a dirigentes del PRD. El fiscal general de Fox, Carlos Abascal, ya ha avisado a López Obrador que si forma un gobierno paralelo, podría ser acusado de usurpación de poderes, un crimen que conlleva una larga pena de prisión. El PRD está siendo amenazado con la pérdida de su registro electoral por impedir que Fox pronunciara el discurso sobre el Estado de la Unión. Pero, como en el pasado, estas amenazas sólo consiguen enfurecer aún más a las masas e incrementar el apoyo al PRD y a AMLO.
Es posible que la elite gobernante mexicana decida sacar a López Obrador de escena por medios más permanentes si éste se niega a hacerlo. Junto con el fraude electoral y la corrupción, el asesinato es un arma tradicional en el arsenal de la clase dominante mexicana, como ocurrió con Emiliano Zapata y Francisco Madero.
Ocurra lo que ocurra, México ya no volverá a ser igual. Si el PAN se aferra al poder, el gobierno será muy inestable. Estará sacudido por crisis y divisiones, y probablemente no pueda terminar su mandato. La sociedad mexicana está profundamente dividida en líneas de clase. La polarización continuará aumentando, creando grandes posibilidades para la corriente marxista.
Doble poder
En su favor, López Obrador se ha mantenido firme y ha defendido la creación de un gobierno paralelo. Pero no ha dicho precisamente cómo se crearía este gobierno. En el pasado él ha dicho que sus seguidores continuarían la corriente de protestas callejeras durante años si era necesario.
“Lo que podemos decir con toda certeza es que estamos dispuestos a resistir el tiempo necesario. ¡Podemos estar aquí años si la situación así lo requiere!” Pero esto no es posible. Es esencial que el movimiento de masas avance continuamente, que conquiste una posición tras otra. Una revolución que no pasa a la ofensiva está condenada. Es por tanto necesario elaborar una estrategia que defina claramente los objetivos en cada etapa y que cada paso sea en la dirección de tomar el poder.
Pero por su propia naturaleza una situación de doble poder no puede durar mucho tiempo. Tarde o temprano la contradicción debe resolverse, de una forma u otra. Ya sea que los trabajadores y campesinos derroquen el viejo poder y tomen el poder en sus manos, o puede terminar con que el viejo poder se restablezca y liquide los órganos embrionarios de poder obrera. No hay una tercera vía posible.
La clase dominante mexicana está dividida y en crisis, pero todavía tiene en sus manos el aparato del estado y todas las demás palancas de poder. Las masas están en las calles y están creando las formas embrionarias de un nuevo poder estatal. El viejo orden se tambalea, pero es niega a morir. El nuevo orden lucha por nacer. Esa es la esencia de la situación. Para resolver esta contradicción, es necesaria una dirección determinada y previsora. Pero eso es lo que está ausente.
Algunos de los estrategas del capital probablemente preferirían entregar el poder a López Obrador, para que las masas aprendan la dura lección de la escuela del reformismo. Pero la mayoría ha decidido atrincherarse. Temen que López Obrador no sea capaz de controlar a las masas y que un gobierno del PRD esté bajo la presión de ir más allá de lo que pretendía inicialmente. La paralización de la sociedad mexicana durante unos meses es un inconveniente para ellos. Pero también es un problema para las masas. Los trabajadores y sus familias deben comer. La sociedad no puede existir en estado de parálisis permanente. Tarde o temprano, se debe resolver la contradicción central.
Por ahora López Obrador ha optado por mantener la lucha. Sin embargo, sufre una inmensa presión. Carentes de una perspectiva revolucionaria, los dirigentes de la pequeña burguesía del PRD inevitablemente tenderán a dudar, vacilar y llegar a un acuerdo con el enemigo.
Desgraciadamente, hay indicaciones de que un sector de los dirigentes del PRD está comenzando a asustarse del movimiento de masas que ellos han conjurado, como el aprendiz de brujo de la famosa obra de Goethe. Han desatado unas fuerzas que no pueden controlar. Un sector de los dirigentes más corruptos finalmente se unirá a Calderón. Esto provocará una crisis en el PRD. La base exigirá la expulsión de los elementos burgueses de la dirección. ¡Es el momento de purgar el PRD de elementos ajenos: burócratas corruptos e infiltrados burgueses del PRI!
López Obrador desea utilizar a las masas para presionar a la burguesía y que haga concesiones. Ese es el verdadero significado de la “desobediencia civil pasiva”. El movimiento de masas está haciendo imposible el funcionamiento normal de la sociedad. Espera que la clase dominante se asuste y le de lo que quiere. Pero esto es un error de cálculo.
Según pase el tiempo sin un resultado claro, el cansancio y el desencanto aparecerán. Si no hay una solución clara, el movimiento finalmente amainará y la burguesía volverá a tomar el control. Habrá un sentimiento general de desencanto y el movimiento de masas de nuevo sufrirá un reflujo, al menos durante un tiempo. Sin embargo, sobre bases capitalistas no hay solución posible para los trabajadores y campesinos de México. Habrá nuevas crisis, huelgas e insurrecciones. Mientras tanto, es necesario construir una corriente marxista revolucionaria en el PRD, los sindicatos y la juventud.
Alan Woods

lunes, septiembre 11, 2006

Hasta donde?

11.09.06 Comunicado del Comando Magonista de Liberación (CML)y de la Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP) x CML / TDR-EP

"La revolución va a estallar de un momento a otro. Los que por tantos años hemos estado atentos a todos los incidentes de la vida social y política del pueblo mexicano, no podemos engañarnos. Los síntomas del formidable cataclismo no dejan lugar a duda de que algo está por surgir y luego por derrumbarse, de que algo va a levantarse y algo está por caer." Ricardo Flores Magón. Regeneración, 19 de noviembre de 1910.
Al pueblo de Oaxaca.Al pueblo de México.A los pueblos latinoamericanos y del mundo.
Resguardado por el cerco policiaco-militar que secuestró al Palacio Legislativo, Vicente Fox entregó su sexto y último informe de gobierno…y se fue, rabioso y humillado, hacia el estercolero de la historia.
Cual ave rapaz, el representante de la plutocracia mexicana se fue en desbandada, no sin antes posar su abyecta y rencorosa mirada en los cientos de miles de ciudadanos que, desde el pasado 30 de julio, tomaron la Plaza de la Constitución -y el centro histórico- de la capital de la República, sin atinar a comprender el indignado y, al propio tiempo, creciente y festivo movimiento de resistencia popular que se desarrolla y fortalece en todo el país contra el fraude de estado y la imposición de un gobierno espurio y antipopular.
La toma de la tribuna legislativa impidió al presidente rapaz leer el mensaje destinado a reproducir el ritual cortesano y, al mismo tiempo, evidenció y abortó la estrategia represiva que había preparado la ultraderecha yunquista contra un movimiento social cuyo contenido lo ha inscrito en las luchas de los pueblos latinoamericanos contra el neoliberalismo y por la soberanía nacional y popular.
Por primera vez en la historia más reciente de nuestro país, un conjunto de diputados y senadores (articulados en la Coalición Por el Bien de Todos) asumieron de manera compacta una actitud digna y decorosa frente al estado de excepción policiaco y militar decretado neciamente por el ejecutivo federal para tratar de simular estabilidad política y sostener de manera impúdica y prepotente un ritual ajeno a las formas republicanas.
Y aunque está a punto de concluir una gestión sexenal caracterizada por el cinismo, la incompetencia, el latrocinio y el fraude total -gestión que incumplió todas las promesas de campaña y echó mano de todas las triquiñuelas posibles para conservar la presidencia de la república y del congreso, y mantener y profundizar la estrategia neoliberal-, en adelante, nos espera una administración gubernamental falaz y represiva infinitamente peor, aunque sólo en la medida que decaiga la voluntad popular de combatir contra la imposición y la injusticia, y no contribuyamos a construir y fortalecer la unidad de todo el pueblo y la articulación de todas las organizaciones antineoliberales y democráticas, contra la Junta Neoliberal y Fascista que se ha apoderado de la Nación.
En efecto, la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en favor del candidato de la ultraderecha, anunciada este 5 de septiembre, ha convalidado la elección presidencial y, por consiguiente, el fraude de estado, mostrando -una vez más- el uso faccioso del poder y la subordinación de las instituciones republicanas a los intereses espurios de los señores del poder y del dinero, abriendo una nuevo periodo en la lucha del pueblo mexicano por la reapropiación y el desarrollo de sus fuerzas productivas, así como por el establecimiento de un vínculo verdaderamente democrático entre gobernantes y gobernados.
Se trata de un periodo de lucha verdaderamente escabroso, en virtud de la crisis en el orden político institucional y de la polarización social extrema a la que la ultraderecha yunquista empujó al país, al pretender seguir imponiendo, por la vía del engaño y la represión, el proyecto y la estrategia neoliberal y proimperialista.
De ahí la importancia de sostener y generalizar la lucha popular desde abajo y desde arriba, de establecer acuerdos programáticos y estratégicos entre organizaciones de izquierda antineoliberales y anticapitalistas, de sostener y generalizar el bloqueo político multitudinario de calles y centros neurálgicos del poder capitalista, de impulsar la organización de un nuevo constituyente del que emane un nuevo pacto social y un nuevo gobierno de carácter popular, a fin de impedir la instalación de un gobierno espurio el próximo primero de diciembre, liberar a la nación del estado opresor, transformar democráticamente las instituciones e iniciar la cristalización de un nuevo proyecto de nación digno y justo para todos.
Es deseable que este proceso pudiese ir avanzando de manera civil y pacífica, pero es necesario que las organizaciones mantengamos serias reservas al respecto y, sobre todo, instrumentemos medidas pertinentes, porque la actitud política asumida hasta hoy por la oligarquía neoliberal contra los diversos movimientos sociales (sindicales, campesinos, indígenas, estudiantiles, etc.,) ha sido francamente intimidatoria y represiva. Y no existen claras señales políticas que indiquen que el gobierno foxista no hará uso de la represión. Nos referimos a señales como el reconocimiento de los Acuerdos de San Andrés, la liberación de todos los presos políticos, el castigo a los culpables de la guerra sucia de los 60 y 70, el recuento de la elección presidencial voto por voto y casilla por casilla, la solución digna y justa al conflicto magisterial y popular oaxaqueño, etc., etc.
Antes al contrario, la brutal represión contra los obreros de Sicartsa, los comuneros de San Salvador Atenco y los maestros de Oaxaca, así como el entrenamiento y la capacitación que se está proporcionando en instalaciones militares a grupos de disuasión para detener a dirigentes y desarticular movimientos de resistencia popular, nos llevan a pensar que el gobierno foxista está preparando una escalada represiva de grandes dimensiones a fin de brindarle condiciones propicias al gobierno espurio para instalarse y profundizar la estrategia neoliberal, la entrega de nuestra soberanía y el saqueo de la nación.
De ahí que una coalición de seis organizaciones revolucionarias armadas hayamos decidido lanzar una seria advertencia a la oligarquía y al gobierno federal, el pasado 30 de agosto, mediante un acto de propaganda armada revolucionaria, en la Sierra Juárez, Oax., tratando de cerrar el paso a la imposición de una salida policíaca y militar por parte del gobierno federal al conflicto social y magisterial oaxaqueño. Acto que produjo diversas reacciones entre el pueblo y algunas de sus organizaciones, y que nos parecen perfectamente comprensibles desde cierta lógica y perspectiva, pero las cuales tendrán que reconstruirse a partir de los hechos y el reconocimiento de una realidad que incluye la existencia de diversas organizaciones armadas revolucionarias, en el estado de Oaxaca, por lo menos desde la década de los 70 del siglo pasado.
Pero eso es una cosa y otra la torcida descalificación que en contra nuestra endereza el actual PDPR-EPR a través de las FARP, quien nos acusa de "grupos paramilitares", cancelando toda posible salida política a la colisión que derivara de la fragmentación y éxodo eperrista; colisión azuzada por el actual PDPR-EPR, como lo dimos a conocer a principios de este año en la "Crónica de una colisión inevitable" publicada por el Centro de Documentación de los Movimientos Armados ( Cedema.org). En el fondo el actual PDPR-EPR pretende difundir la creencia de que es la única estructura armada verdaderamente revolucionaria y, por tanto, la única que posee el saber y la verdad, utilizando a las FARP para desacreditarnos y justificar el asesinato de nuestros compañeros, tratando de eludir la crítica radical y de encubrir la desaparición forzada en el estado de Oaxaca de dos exmilitantes del que fuese el proyecto original, por órdenes de la actual dirección eperrista, intentando mantener por medio del terror el control de cierto territorio y población que consideran patrimonio exclusivo de su estructura.
Nuestra acción no fue dirigida contra las fuerzas de seguridad, estatales o federales, sino que se limitó a la propaganda armada revolucionaria, deslindándonos del movimiento social y magisterial. No se trató de un acto de provocación para justificar la represión, sino de un acto de solidaridad con el movimiento social y magisterial. Acto de solidaridad que, sin embargo, cada actor político ha manejado de acuerdo a sus intereses y proyectos concretos, pero de cuyo manejo no somos ni podemos hacernos responsables.
No obstante, a partir de la validación de la elección presidencial y del fallo del Tribunal Electoral a favor del candidato de la derecha, nuestra estructura revolucionaria armada ha decidido poner fin a la tregua declarada en enero de este año, la cual prolongamos hasta el agotamiento de los tiempos de la contienda electoral, manteniéndonos a partir del reciente fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en estado de alerta ante la posible intervención de los cuerpos represivos federales en la represión y el aplastamiento de los diversos conflictos sociales en nuestro país, precisando que sólo actuaremos militarmente en respuesta a la acción represiva gubernamental.
Hacemos un llamado al pueblo de México y, en particular, al pueblo oaxaqueño a fortalecer la articulación política y la lucha de resistencia contra la ofensiva ultraderechista, la consumación del fraude de estado y la imposición de un gobierno espurio, fascista y neoliberal. Y, al mismo tiempo, alertamos al movimiento social y magisterial oaxaqueño de la maniobra del gobierno federal de aparentar interés por resolver el conflicto, cuando en realidad está preparando febrilmente un conjunto de acciones -en el contexto de una guerra sucia contrainsurgente- para golpear y tratar de derrotar al movimiento popular.
¡Contra el neoliberalismo, el poder popular!
Comando Magonista de LiberaciónCMLde la Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo.TDR-EPOaxaca de Juárez, Oax., septiembre 6 de 2006.